Dichosa presenta nuevo libro: "Los sueños de Lorenzo. Aproximaciones íntimas de una mente líquida."

Colección: Grandes Temas de la Literatura. 
Autor: Lorenzo Verdasco.






PRÓLOGO 

(Por Natalia Acosta)

Los relatos que componen este libro no son todos eróticos. No todos hablan de muerte, ni todos tratan de despiadada supervivencia. Estas tres cosas, empero, se combinan, se superponen, se yuxtaponen en el hilo conductor - equívoco por definición - de los sueños.

“Sueño” es otro modo de decir “ficción”. 

Pero he aquí que el modificador indirecto de “los sueños” los vuelve, al menos, particulares. Los sueños son “de Lorenzo”, y esto nos pone ante la pregunta acerca de quién es ése que sueña y por qué sus sueños debieran de importarnos. 

Quiero en este prólogo avanzar sobre esta última cuestión y poner la primera al cuidado de la imaginación del lector.

Los sueños de Lorenzo nos hablan de la condición humana. 


El lenguaje hace posible codificar lo soñado y volverlo más o menos claro. Se ha dicho que este tipo de acciones nos alejan de abismos ontológicos. No sé si es el caso. Creo que las palabras de Lorenzo arrastran al lector y no se puede estar seguro de que este arrastrar sea meramente simbólico.

A los personajes también les pasa. El libro comienza con un hombre al que no dejan dormir y termina con un hombre dormido. En ambos casos, el uno desde la vigilia y el otro desde el sueño, hay una situación de aniquilación. Ambos personajes pierden un modo de estar y obtienen otro, más fantasmal acaso. En el transcurrir del libro se suceden este tipo de aniquilaciones o caídas en abismos, más o menos realistas, más o menos fantásticos.

Pasaremos por alto el sentido metafísico del tema de los sueños: la cuestión de si acaso no será un sueño la vida toda. Para hablar de Los sueños de Lorenzo, prefiero rescatar del gran Calderón: el frenesí, la ilusión, la sombra y la ficción. 

Porque más que un somnífero, cada relato de Lorenzo es un supositorio. 

Más que un coqueteo con la irrealidad del mundo exterior, Lorenzo nos da un garrotazo para despertar y verle la cara no lavada a la calle.

Tucumán es un lugar bastante onírico y sombrío si lo miramos distinto, si salimos a patear la calle de la mano de Verdasco - un Virgilio bastante menos etéreo que nos pasea por unos infiernos muy familiares- a la hora en que casi todo el mundo “duerme”, es decir, se clausura a su propia ficción individual. Ese Tucumán, de "Los sueños de Lorenzo", puede ser cualquier lugar, en tanto interior y marginal.

¿Y qué es lo que nos muestra nuestro guía? Ya lo verán. Pero puedo adelantarles que el tono es épico: Marginalidad o derrota.

Verdasco gusta de polemizar acerca de las márgenes de lo instituido. 

Por eso hace añicos la idea tradicional de “familia” y sus figuras: madre, padre, hermanos, abuelos. 

Por eso el énfasis en modos amatorios homosexuales, para los cuales elabora un erotismo que no tiene nada de bucólico, ni de gimnástico, ni de las maneras plumíferas de glamour gay que nos arroja a veces el imaginario mediático. Ni siquiera alude a los matices standard de una relación homosexual “burguesa”, que hubiera adoptado los códigos de su sociedad.

Tal vez estemos ante un manifiesto gay obrero. Estamos hablando de seres concisos, como han de serlo los revolucionarios, premisa que le robo a uno de los personajes inmersos en este libro. Sin artificios. Desnudos y francos, ásperos y despiadados. Éste es el sentido antropológico de la literatura "verdasquiana".

Una última advertencia, sr. lector: no busque en esas páginas la paz ni el solaz, ni el mensaje edificante y ni el aura de lo solemne. Que el cuidado de la prosa de Lorenzo Verdasco no lo engañe: espere en sus líneas la inquietud y el abismo. En el medio de todo, tal vez, rompa a reír, que esto es lo que provoca a veces el énfasis puesto por el autor en las debilidades, fierezas y miserias humanas.





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Los siguientes son dos de los relatos incluidos en el libro, ¡que los disfruten!




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